Columnas Social

Estamos envueltos en texto

Las palabras tienen la palabra

JUAN RECAREDO

Las palabras nos persiguen a todos lados. Vamos por la calle y nos vemos rodeados de carteles y anuncios que nos presentan algún texto, ya sea informativo o de publicidad. En el teléfono celular, suena alguna notificación para atraer nuestra atención porque algún "importante" texto acaba de llegar, por medio de la mágica red inalámbrica hasta nuestro aparato electrónico, lo que merece nuestra atención absoluta e inmediata, ¿no es cierto?

El texto está aquí y allá, porque no se limita a estar sólo dentro de las páginas de los libros. Y ahora pensamos que es algo muy normal, porque damos como un hecho que todos sabemos leer. Sí, porque para hallarle significado a esa serie de símbolos que hay en el texto, debemos saber leer, por supuesto.

La verdad es que no todos saben leer. En México todavía hay cerca de cuatro millones y medio de personas que no saben leer, ni tampoco escribir, obviamente. ¿Cómo le hacen esas personas para vivir en un mundo que se expresa, casi en su totalidad, a través del texto?

Ahora, la palabra escrita es algo muy común y corriente, pero nunca nos ponemos a pensar que no siempre fue así. Antes de que la palabra escrita fuera la reina de la comunicación, eran los bardos -es decir, los poetas- los que divulgaban las historias por medio del relato, el que se aprendían al cien por ciento para representarlo… -ni modo que lo anotaran en una hojita para hacerse un "acordeón" si todavía ni siquiera existía el papel- y eran brillantes para hacerlo, acompañando la narración con música y actuación.

Imagínese por un momento ese mundo sin lengua escrita, sin libros y sin letras. Toda la historia y el conocimiento adquirido hasta ese momento por parte de la humanidad se pasaba de unos a otros por medio del relato, y tenía que ser aprendido, pero esto representaba un serio riesgo de que cayera en el olvido.

Así pasó con muchas ideas y sucesos que se perdieron porque no existía una manera efectiva para perpetuarlos, hasta que llegó la letra escrita. Luego llegaron los libros, cuando además del desarrollo de la escritura, se inventaron materiales en los que se pudiera escribir… porque ¿de qué me sirve saber escribir si no tengo donde hacerlo, o con qué? El ser humano se las fue ingeniando para que por medio del texto tuviéramos una memoria fuerte, en la que se perpetuaría -y se sigue haciendo- lo que somos y pensamos, el conocimiento y la ciencia misma.

Así que, para llegar hasta el día de hoy en el que el texto nos tiene rodeados, tuvieron que pasar siglos de evolución, esfuerzo y creatividad humanas. ¡Qué privilegio el de nosotros que podemos leer!

Nos queda entonces la tarea de aprovecharlo de la mejor manera posible.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.

[email protected] Twitter: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA:

Mariana Hernández: Tengo en mi casa un animalito que se llama cuyo, pero algunos dicen que es un cuy, ¿cómo se llama oficialmente este animal?

LE RESPONDO:

Entiendo que el cuyo es el "conejillo de Indias". Así le decimos aquí en México y está aceptado, pero también en otras partes de América se le llama "cuy" o "cui" Su plural es "cuyes" y "cuises", respectivamente, aunque en Chile le llaman "cuye" al singular de este animalito.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

La inteligencia es un proceso cíclico; cuando te pasas de listo vuelves a empezar a ser tonto.

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