Tras acudir a reuniones, plazas comerciales, regresar a sus trabajos, ir a bares o "reuniones pequeñas", con síntomas de COVID-19 acuden por una prueba rápida para descartar riesgos.
El color del semáforo epidemiológico del Estado de México marca el color amarillo, mientras el de la Ciudad de México aún está en naranja, pero se espera que en próximas semanas se transite al tono de su vecino. La apertura de actividades para estas dos regiones ha incrementado la movilidad, y en algunos casos, la incertidumbre sobre si son portadores del virus.
Rodrigo llegó de Cuautepec, de la Alcaldía Gustavo A. Madero con su esposa a solicitar una prueba rápida de las que aplican en el Centro de Salud de la Colonia Prensa Nacional, en Tlalnepantla, Estado de México.
El fin de semana pasado acudió con su "sonidero" a tocar a una fiesta "de no más de 70 personas".
"Estaba en el escenario, arriba y sólo cuando me daba calor me quitaba el cubrebocas. Tomé la sana distancia, era el terreno de un amigo de mi esposa. Siempre tomé en el mismo vaso", contó.
Tras 20 minutos en la fila, y 30 minutos para esperar el resultado fue positivo. Llamó a su empresa, una fábrica de materiales en la colonia Industrial Vallejo para notificar que debía seguir tratamiento y resguardarse en casa por dos semanas. Estima que tuvo contacto con al menos 7 personas. En su empresa no se pararon actividades, aclaró.
Una señora acudió con su hijo y esposo a solicitar la prueba. Era la primera vez que se la hacían. Sólo la señora tuvo un resultado negativo.
