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¿Sobreestiman las encuestas a Morena?

JORGE BUENDIA

Una pregunta recurrente en diversos foros es si las encuestas reflejan correctamente el apoyo a Morena. El agregado de encuestas de Oraculus.mx, por ejemplo, ubica a Morena con 44% de la preferencia para diputados federales, seguido de lejos por PAN y PRI con 17 por ciento.

Quizá la primera tarea es precisar a qué nos referimos con sobreestimar. La pregunta misma asume que hay una votación histórica por Morena, con desviaciones marginales alrededor de este hipotético promedio. El problema con Morena es que es un partido de reciente creación, que solo ha participado en 2 elecciones para diputados. En ese sentido, lo más apropiado es compararlo con la elección más reciente.

En los comicios para diputados federales de 2018, Morena obtuvo 39% de los sufragios al excluir del cálculo a los votos nulos y por candidatos no registrados. Esa es la referencia histórica más plausible. Sin embargo, ninguna encuesta divulgada en 2021 le otorga a Morena menos del 40 por ciento de la votación según la compilación de Oraculus.mx. Incluso las encuestas telefónicas que tradicionalmente sobrerrepresentan al electorado más crítico, el de la población con mayores ingresos y estudios, reportan porcentajes para Morena por encima del 50 por ciento.

En la literatura especializada, además del error muestral, se detallan muchas de las fuentes de error en las encuestas (no respuesta, cobertura, etc.), pero en México la discusión mediática se centra en si los entrevistados expresan de manera sincera sus preferencias partidistas. El ejemplo clásico es el de aquellos que no responden la pregunta de intención de voto, popularmente conocidos como los indecisos. Como en su momento apuntara Juan Molinar, también debemos prestar atención a los indecisos, a aquellos que declaran una intención de voto, pero terminan votando por otra opción. Esto ocurre cuando las preferencias no son intensas y se refleja en el hecho de que la gente da respuestas inconsistentes e incluso contradictorias.

Afortunadamente existen métodos estadísticos (como random forests por ejemplo) para clasificar tanto a indecisos como a decisos. Dichos métodos permiten evaluar la consistencia en las respuestas y también detectar las preferencias de quien no expresa su intención de voto.

Si la tendencia en las encuestas se mantiene, pero Morena obtiene menos del 40 por ciento de los votos, estaríamos en presencia de un error sistemático, al sobreestimar consistentemente a un partido o candidato. Esto ocurrió, por ejemplo, en 2012 cuando la gran mayoría de las encuestas reportaron una intención de voto para Peña Nieto por encima de la que obtuvo.

Hoy el agregado de encuestas tiene a Morena en 44 por ciento. Es una cifra cercana al 39 por ciento previo. A diferencia del PRI, cuyo respaldo disminuía conforme transcurría la campaña, en el caso de Morena tenemos escasos antecedentes para saber si lo mismo puede ocurrir. Por lo que se observa en los estudios demoscópicos, esta elección se caracteriza por una gran estabilidad en las preferencias para diputado federal, tanto de Morena como de sus competidores más cercanos. Ya quedan pocas semanas para saber si la estabilidad continúa y si la medición de Morena presenta desviaciones respecto a lo que anticipan las encuestas.

@jblaredo

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Escrito en: editorial JORGE BUENDÍA

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