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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

Sin excusas ni pretextos

JUAN RECAREDO

Después de haberle entrado con todo a los tamales y a los deliciosos platillos que acostumbramos en Navidad, viene la promesa que nunca falta: "Ya mañana empiezo la dieta. Bueno, mejor me espero a que pase la cena de fin de año y entonces sí, empiezo la dieta el día primero de enero… ay, pero es que el primero de enero cae en viernes… bueno, entonces empiezo el lunes". Oye, pero el lunes es cuatro de enero y pues ¿a poco no le vas a entrar a la Rosca de Reyes? ¿Qué tanto falta? "¡Bueno! Entonces empiezo la dieta el día siete… pero ya va a faltar muy poco para el fin de semana… ¡entonces empiezo el siguiente lunes!"

Y así nos la llevamos, postergando una y otra vez el inicio de la necesaria dieta, o de hacer ejercicio, o de limpiar la casa, terminar el trabajo, escribir el informe… ¡todo lo dejamos para después! ¿Por qué? Pues porque eso que nos propusimos hacer requiere un esfuerzo especial para realizarlo, sobre todo al inicio… y pues ¡qué flojera!

Entonces buscamos la famosa y recurrente excusa: "Es que hace mucho frío…" "Es que hace mucho calor…" "Es que no me ha alcanzado el tiempo…" "Es que ya se va a acabar el año…" "Es que acaba de iniciar el año…" Total que nunca falta la excusa y, mientras tanto, el tiempo sigue pasando sin detenernos a pensar que, si hubiéramos empezado desde antes de poner la primera excusa, ya llevaríamos avanzado un tramo importante de aquello que queremos lograr.

La cosa es que sólo desearlo no es suficiente, hay que tomar acción para lograrlo. Recurrimos a la excusa, que es una palabra derivada del verbo "excusar", que quiere decir "disculpar", "exonerar". Con la excusa buscamos una razón para quitarnos la culpa que sentimos por no hacer lo que debemos hacer… pero al final, si no logramos lo que queremos, la culpa es de nosotros y de nadie más, así que la excusa nada más nos está haciendo tontos.

Las excusas también las conocemos como "evasivas", porque evaden -obvio- o eluden una dificultad… y ponerse a dieta, por ejemplo, para muchos de nosotros no es algo fácil.

Otro recurso que utilizamos para "sacarle la vuelta" a lo difícil son los pretextos, que son motivos que buscamos específicamente para alegar que es mejor hacer -o no hacer- algo en lugar de ponernos a hacer realmente lo que debemos hacer. Pretextos como: "empezar el ejercicio el lunes para no ir desfasado con la semana…". ¡Pues si puedes empezar cualquier día, al cuerpo le va a dar lo mismo!

Para poder lograr realmente lo que nos hemos propuesto con tanta ilusión es necesario que dejemos a un lado las excusas, las evasivas y los pretextos y nos pongamos a trabajar. ¿Esta de acuerdo conmigo, querido lector?

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.

[email protected] Twitter: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA: Maricarmen Frías: "En un centro comercial vi que se ofrecían los servicios de un podiatra… ¿es lo mismo que un pediatra?"

LE RESPONDO: No, para nada. El pediatra es el médico de niños, mientras que el podiatra es el especialista en enfermedades de los pies, también conocido como "podólogo".

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Cuando uno quiere, saca tiempo. Cuando no, saca excusas.

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